LA CACERÍA DE UNA
BESTIA:
¡Atrás! ¡Atrás! Junto al sonido de un látigo
castigando al suelo, el sudor se me impregnaba a la ropa, la furiosa bestia
rugía ¡grrrrhaaa! Increíblemente lograba esquivar esos terribles golpes, mis
ropas rasgadas ya, nuestras miradas fijas y sudorosas, mi látigo daba cientos
de golpes, ¿pero todo este esfuerzo serviría? Me preguntaba en mi interior, la
bestia me estaba acorralando, su fuerza y determinación es increíble, no se si
dejar de luchar, yo seguía gritándole con todo mi ser, ¡atrás! ¡atrás!
¡doblégate! Yo soy tu ¡amo! Yo soy tu ¡señor! ¡grrrrhaaa! Me sacudió con un
golpe directo a mi ser, ¡quede tendido! Respirando boca a bajo, escuche una
respiración profunda, no lo pensé mucho, me volví a levantar, mis brazos ya no se
podían sostener, que fuerza me quedaba, ¡nada! Creo, solo mi voluntad
inquebrantable, si he de morir moriré intentándolo, tome un suspiro, veía a
todos mis lados, esperando ver una señal, ¿de donde saldrá ahora? Me
preguntaba, como un toro venia de frente a mi, a embestirme, ¡no! ¡no! Era
inevitable, me tranquilice, respire como si nunca antes lo hubiera hecho, trague
saliva, empuñe mis manos y con el poco aire que lograban sostener mis pulmones
dije ¡hoomm! ¡hoomm! ¡hoomm! Y la bestia se revolcaba en el suelo, fue todo tan
rápido, seguí concentrándome, seguí meditando, ore también, de repente de mis
manos surgió una espada, una enorme espada, su color era plateada, con las inscripciones
“A LUMINE MOTUS” que significa (movido por la luz) no la ¡mate! Por piedad,
puse mi espada sobre su cabeza, le dije ¡soy tu señor! Tu ¡Dios! Obedéceme ya
que tengo tu vida en mis manos, aquella enorme bestia se rindió sin oponer
mayor resistencia, la doblegue, agacho su cabeza en son de tributo hacia a mi…
PENSAMIENTO:
Así es nuestra mente, como un animal salvaje, que
nos ataca sin piedad alguna, que nos somete muchas veces a enojos
incontrolados, a celos sin sentidos, a llantos sin fin, pero esta en nosotros
domesticarla, controlarla, entenderla, que cada quien ¡someta a su bestia!.
-Paulo Roldan.
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