lunes, 12 de agosto de 2013

LA MASCARA PERFECTA


LA MASCARA PERFECTA:
Me dedico a crear mascaras desde ya hace mucho tiempo, soy alfarero, la verdad el negocio últimamente anda un poco de caído, vivo solo, no tengo muchos vecinos, por el lugar en donde vivo, la montaña es de difícil acceso; Bajo al pueblo a cada dos días, para ir a ofrecer mis mascaras de barro, tengo de todos tipos, mascaras de Súper Héroes, mascaras de Artistas, de Animales de lo que me pidan ¡pues! Todo lo llevo en mi “carga” un par de redes, cajas y papel periódico para envolver así mis tan preciadas mascaras, la carga es abultada un tanto pesado, pero ya, acostumbrada tengo la espalda, mi puesto para vender es donde haya espacio, pero hoy estoy de suerte ¡creo!, me toco cerca de la fuente, al cabo de una hora ya tenia todo afuera de esa red y del papel periódico, no había terminado de acomodarme, en mi silla de madera, cuando de pronto observe que en la fuente había un muchacho ¡llorando!, en su mano sostenía un arma, le temblaba la mano, honestamente yo me hice de la vista “gorda” voltee para otro lado, viendo si venia algún cliente, cuando de repente un fuerte viento  hizo que las cajas se voltearan y rodaran, el viento fue tanto que me puse la mano en el sombrero, me ¡sorprendí! Tanto, el viento tenia una dirección, me señalaba a ese muchacho, cuando yo veía al joven este, el viento disminuía, pero cuando volteaba al otro lado, volvía la ráfaga aquella, ¡bueno! Me dije, sin más remedio, tome una caja y allí habían varias mascaras, camine hacia donde el muchacho este y le dije, buenos días, parece que usted tiene mucha influencia con alguien de allá arriba, él me contesto, influencias, ¡jaa! A nadie acá le intereso yo, o lo que yo haga, ¿Cual es su nombre? Le pregunte, viéndolo a los ojos, su respuesta fue, para que le digo mi nombre si lo va a olvidar más tarde, para que ¿dígame?  Aquel vendedor de mascaras dijo, tenes razón ¡patojo! Pero decime tu nombre ¡hombre! Le insistí, Llámeme, perdedor, llámeme “mariguano” llámeme como usted quiera ya que hoy me despido de este mundo,  ¿Cuál es tu problema pues? Pregunte, Aquel muchacho me hablo haciendo muecas con sus manos, dejando a un lado esa pistola, se tocaba el pecho con una mano y la otra la extendía, se quejaba de todo, nada para él tenia un valor o una razón de ser, todo era odio, errores, quejas, yo lo escuche por unas horas y lo interrumpí ¡callándolo de una vez! ¡mira pues! Le dije, él se me quedo viendo con una mirada extraña algo desconfiado, pone atención volví a decir, eleve la voz, acá tengo unas mascaras, quiero que te las pongas y que veas las diferencias que cada una tiene, ¡anda! Pues ponetelas, aquel muchacho se metió la pistola entre el pantalón, me vio y dijo, ¡va! Dámelas pues, se puso primero la de un animal, que miras, le pregunte, el muchacho aquel veía, la simplicidad de una vida, así como vive un animal, sin penas, sin odios, guiado nada más por su instinto, yo le dije ¡mira y aprende! ya que la simplicidad en la vida es un regalo que el hombre perdió, pero que entre los animales existe aún, ¡huaa! Decía aquel muchacho, probate esta otra le dije y sin dejar esa cara de asombro se puso la mascara de un Súper Héroe, aquel muchacho veía como no hay imposible para esta mascara, veía que tenia la fuerza suficiente para derrotar cualquier situación cualquier enemigo, se sentía lleno de todo, lleno de fuerza, felicidad, poder;  te gusta verdad le dije, el muchacho aquel sonreía de gusto por dicha experiencia, probate esta otra le dije y le di la mascara de un Artista, veía una pena como una forma de expresión, volteaba a ver a la gente y decía, cada persona tiene algo que contar, no importa si es de dinero o no, con esta mascara veo que una obra de arte es aquella a la cual nosotros le damos valor ósea es como ver que las cosas buenas o malas son algo de lo cual podemos sacar provecho, ahora entiendo dijo el muchacho, cuando uno se sumerge en un problema o en algo que uno no cree tener solución, la solución siempre ha estado allí solo que ni la vemos de lo preocupado que nos ponemos, yo me quería matar, terminar mi vida y ahora veo que era solo una tontería, no puedo terminar mi vida solo por así, debo de hacer algo más, mi vida toma sentido cuando la veo desde otro punto de vista, las mascaras no solo son de barro, ahora veo que existen varias mascaras en mi vida, solo que no me daba cuenta, ¡Gracias! ¡Gracias! Dijo aquel muchacho y al quitarse la mascara lo único que vio fue, que cerca de la fuente había un cuadro con un anciano vendiendo mascaras y tenia unas palabras que decía, ¡dichoso el que ve, con los ojos de su espíritu y no con los del hombre! Aquel muchacho sorprendido dejo caer una lagrima y puso en su rostro una sonrisa, este es el primer paso para cambiar mi vida ¡grito!.

PENSAMIENTO:
¿Que mascara es la que traes puesta? Y porque no pruebas usar otra, de repente hasta te salva la vida.

                                                                                                                           -Paulo Roldan

  

No hay comentarios:

Entre lineas va el mensaje!

¡Entre líneas va el mensaje! No recuerdo que se siente con exactitud, ya han pasado muchas lunas y tu recuerdo se desvanece, el tiempo borra...