LA MASCARA PERFECTA:
Me dedico a crear mascaras desde ya hace mucho
tiempo, soy alfarero, la verdad el negocio últimamente anda un poco de caído,
vivo solo, no tengo muchos vecinos, por el lugar en donde vivo, la montaña es
de difícil acceso; Bajo al pueblo a cada dos días, para ir a ofrecer mis
mascaras de barro, tengo de todos tipos, mascaras de Súper Héroes, mascaras de Artistas,
de Animales de lo que me pidan ¡pues!
Todo lo llevo en mi “carga” un par de redes, cajas y papel periódico para
envolver así mis tan preciadas mascaras, la carga es abultada un tanto pesado,
pero ya, acostumbrada tengo la espalda, mi puesto para vender es donde haya
espacio, pero hoy estoy de suerte ¡creo!, me toco cerca de la fuente, al cabo
de una hora ya tenia todo afuera de esa red y del papel periódico, no había
terminado de acomodarme, en mi silla de madera, cuando de pronto observe que en
la fuente había un muchacho ¡llorando!, en su mano sostenía un arma, le
temblaba la mano, honestamente yo me hice de la vista “gorda” voltee para otro
lado, viendo si venia algún cliente, cuando de repente un fuerte viento hizo que las cajas se voltearan y
rodaran, el viento fue tanto que me puse la mano en el sombrero, me ¡sorprendí!
Tanto, el viento tenia una dirección, me señalaba a ese muchacho, cuando yo
veía al joven este, el viento disminuía, pero cuando volteaba al otro lado,
volvía la ráfaga aquella, ¡bueno! Me dije, sin más remedio, tome una caja y
allí habían varias mascaras, camine hacia donde el muchacho este y le dije,
buenos días, parece que usted tiene mucha influencia con alguien de allá
arriba, él me contesto, influencias, ¡jaa! A nadie acá le intereso yo, o lo que
yo haga, ¿Cual es su nombre? Le pregunte, viéndolo a los ojos, su respuesta
fue, para que le digo mi nombre si lo va a olvidar más tarde, para que ¿dígame?
Aquel vendedor de mascaras dijo,
tenes razón ¡patojo! Pero decime tu nombre ¡hombre! Le insistí, Llámeme,
perdedor, llámeme “mariguano” llámeme como usted quiera ya que hoy me despido
de este mundo, ¿Cuál es tu
problema pues? Pregunte, Aquel muchacho me hablo haciendo muecas con sus manos,
dejando a un lado esa pistola, se tocaba el pecho con una mano y la otra la
extendía, se quejaba de todo, nada para él tenia un valor o una razón de ser,
todo era odio, errores, quejas, yo lo escuche por unas horas y lo interrumpí ¡callándolo
de una vez! ¡mira pues! Le dije, él se me quedo viendo con una mirada extraña
algo desconfiado, pone atención volví a decir, eleve la voz, acá tengo unas
mascaras, quiero que te las pongas y que veas las diferencias que cada una
tiene, ¡anda! Pues ponetelas, aquel muchacho se metió la pistola entre el
pantalón, me vio y dijo, ¡va! Dámelas pues, se puso primero la de un animal, que miras, le pregunte, el
muchacho aquel veía, la simplicidad de una vida, así como vive un animal, sin
penas, sin odios, guiado nada más por su instinto, yo le dije ¡mira y aprende!
ya que la simplicidad en la vida es un regalo que el hombre perdió, pero que
entre los animales existe aún, ¡huaa! Decía aquel muchacho, probate esta otra
le dije y sin dejar esa cara de asombro se puso la mascara de un Súper Héroe, aquel
muchacho veía como no hay imposible para esta mascara, veía que tenia la fuerza
suficiente para derrotar cualquier situación cualquier enemigo, se sentía lleno
de todo, lleno de fuerza, felicidad, poder; te gusta verdad le dije, el muchacho aquel sonreía de gusto
por dicha experiencia, probate esta otra le dije y le di la mascara de un
Artista, veía una pena como una forma de expresión, volteaba a ver a la gente y
decía, cada persona tiene algo que contar, no importa si es de dinero o no, con
esta mascara veo que una obra de arte es aquella a la cual nosotros le damos
valor ósea es como ver que las cosas buenas o malas son algo de lo cual podemos
sacar provecho, ahora entiendo dijo el muchacho, cuando uno se sumerge en un
problema o en algo que uno no cree tener solución, la solución siempre ha
estado allí solo que ni la vemos de lo preocupado que nos ponemos, yo me quería
matar, terminar mi vida y ahora veo que era solo una tontería, no puedo
terminar mi vida solo por así, debo de hacer algo más, mi vida toma sentido
cuando la veo desde otro punto de vista, las mascaras no solo son de barro,
ahora veo que existen varias mascaras en mi vida, solo que no me daba cuenta,
¡Gracias! ¡Gracias! Dijo aquel muchacho y al quitarse la mascara lo único que
vio fue, que cerca de la fuente había un cuadro con un anciano vendiendo
mascaras y tenia unas palabras que decía, ¡dichoso el que ve, con los ojos de
su espíritu y no con los del hombre! Aquel muchacho sorprendido dejo caer una
lagrima y puso en su rostro una sonrisa, este es el primer paso para cambiar mi
vida ¡grito!.
PENSAMIENTO:
¿Que mascara es la que traes puesta? Y porque no
pruebas usar otra, de repente hasta te salva la vida.
-Paulo Roldan
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