LO QUE NUNCA PASO:
Luego de unos años en prisión tuve tiempo suficiente
para pensar en lo que realmente quería para mi y llego el día en que me ¡soltaron!
Había caído en la sombra por ¡matón! Y tener negocios sucios, pero al fin salí
¡libre! O supuestamente eso me dijeron antes de soltarme, ya en la calle ¡pensé!
realmente no tenia, ningún familiar cerca, ya que soy ¡de mala suerte! Todo
familiar que me quiso ayudar termino sin dinero o con algún problema.
Honestamente no tengo a donde ir, me encontré a un tipo leyendo algo parecido a
un periódico, lo veo desde lejos, pensé por la apariencia que él tenia, que era
un letrado, un filosofo de esos que dan clases en las universidades, y yo con
pinta de limosnero con una serie de tatuajes en mis brazos, me le acerque,
pensando en la reacción de aquel señor, ¡disculpe! Buenas ¡tardes! Le dije…
aquel “Don” cerro su periódico, hizo un ruido con la garganta como tosiendo,
bajo su mirada, se compuso los anteojos, yo solo quiero una moneda volví a
decir, hizo una mueca con su boca, puso sus manos en forma de marco de foto, y
me observaba sin decirme nada aún, si no fuera por todos esos años en prisión y
de haber desarrollado tanta paciencia,
en otros tiempos lo hubiera dado una golpiza tan solo por verme de forma
extraña…
Entiendo que con una moneda no puedes comprar ¡nada!
Dijo aquel misterioso señor, y con su aspecto aunque le diera más de una
moneda, no creo que le despache cualquier persona sin tenerle miedo, a menos
que usted este recolectando dinero para ir a buscar a un familiar cercano y
que esta persona lo atienda, yo me
quede sin palabras por que él tenia toda la razón, desesperado me postre ante
él y le dije ayúdeme por lo que más quiera, y el me dijo por ¡Dios! Lo Hare..
En ese preciso momento cerré mis ojos, algo en mi
pensó es el fin, pero ya no tengo que ¡perder! Me dije, tan solo pongo mi
confianza en usted, después de esto solo hay una cosa que debo aprender, saber
creer en quien soy…
Cuando abrí mis ojos, no había nadie, no había nada
cerca de mi, mis manos eran diferentes, era algo súper raro, sentía que no era
yo, palpe todo mi cuerpo como cuando algún policía lo revisa a uno, mis ropas
eran otras, mi cuerpo escuálido cambio a un cuerpo de constitución buena, di
unos pasos y de repente alguien me grito “Santiago” yo volteé sin pensarlo y
estaba en medio de un panteón, el que me llamo era un hombre de negro, y me
dijo, el carruaje lo espera santiago, lo llevo a su casa, yo sorprendido por
todo y más aún por lo que yo estaba empezando a vivir, tantas preguntas en mi cabeza,
tantas sensaciones, pues que esta ¿pasando? Me dije, le dije al cochero hacia
donde ¿vamos? A su casa, usted fue el que me dio la instrucción, me dijo
“Milton” vamos al panteón voy a meditar sobre una tumba y luego si no despierto
me haces favor de gritar mi nombre tres veces, luego de eso me llevas a la casa
pase lo que pase, y pues mi señor vamos camino a su casa, yo extrañado pero
sorprendido por tal convicción de sus palabras proseguí con la instrucción que
supuestamente había dicho antes, luego de unos minutos en el carruaje llegamos
a una casa de muy bonito ver, varios jardines con aquellos cipreses podados con
formas, la entrada era empedrada, los portones de rejas entorchadas, habían
bastantes personas trabajando en la casa, Milton le dije al cochero ese es tu
nombre ¡verdad! Si mi señor ese es mi nombre, mira y todas estas personas
quienes son pues aunque veo que son trabajadores no creo que trabajen para ¡mi!
O ¡si! Es correcto mi señor somos todos sus trabajadores, y logra ver al fondo
aquella bella mujer, si, si, la veo es su amada esposa, mis ojos casi se salen
de sus orbitas, mi ¡esposa! Replique, en mi mente paso aquel recuerdo en el
cual me decía mi mujer me voy, porque no tengo futuro con un “preso” a dios, y
ahora esta bella mujer que logro ver es mi mujer, ¡momento! Dije en voz alta,
¡esta mujer! ¡esta mujer! Yo la conozco es, no puede ser fue mi novia, cuando
yo no tenia ningún vicio y ni siquiera estaba metido en la mafia, “Sofía” Milton
¡detén el carruaje!, ¡hooo! Dijo aquel cochero con voz recia, Sofía, Sofía, eres tu, me recuerdas,
claro amor te cuerdo y te llevo siempre en mi corazón, la abrace, la sentí, su
fragancia era exquisita, la tome de sus manos, le pedí una caricia, le dije que
la amo con un beso intenso, y tengo la certeza que tu siempre has sido mi
verdadero amor, ella me dijo gracias mi amor, siempre, siempre, me lo has
demostrado; como loco ¡llore! Y dije esto es lo que siempre he querido para mi,
es un tiempo nuevo, es algo que nunca he vivido, ¡increíble! me dije, que fue
lo que me hizo aquel viejo letrado de aquella banca, y mirando al cielo con las
manos abiertas dije ¡mil gracias! Ahora ya no voy a morir de tristeza.
Volví a ir al panteón un par de años después…
Fue tanto mi asombro no por volver al lugar donde
todo cambio para mi, si no por que volví a ver a aquel centenario “Don”
haciendo las muecas con las manos como cuando lo conocí, me le acerque y sin
mediar palabra lo abrace y le dije nuevamente ¡gracias! Y esto aquél hombre me
dijo…
Lo que estas viviendo es lo que siempre has vivido y
es la realidad que tu quieres ver, que tu conciencia anhela que tu otro YO
manifiesta, y es eso lo que busco en las personas, todos tenemos derecho a
vivir felices y vivir bien, solo que nadie se da cuenta del tesoro que hay dentro
de nosotros. Pero yo era un ¡matón! Le dije, y esa era mi realidad, el amor no
conoce el final es un cielo y si tu quieres la luz, Santiago me dijo, lo que
eras fue un sueño, y yo soy tu guía, y mi único propósito aquí era mostrarte LO
QUE NUNCA PASO, para que tu fueras mejor y aprecies lo que ahora tienes.
Pensamiento:
No tenemos que esperar
que alguien te diga que estas soñando, para darte cuenta de la realidad que
estas viviendo, es cuestión de uno mismo el despertar el darse cuenta de que la
vida puede parecerse a un sueño.
Paulo
Roldan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario