martes, 11 de junio de 2013

SIN MIEDOS


SIN MIEDOS:
Ahau Galel, así lo conocían todos en aquel pueblo, guerrero innato, vivió al lado de la realeza, hijo de un rey, sentado desde el trono de su padre, lograba ver todas las copas de los árboles y a las aves volar, sentía tanto orgullo de ser el hijo un Rey, que se entreno con los mejores guerreros para cuidar su tesoro, su legado, su tierra, vivía en un lugar deciado por los Dioses, practicaba la benevolencia y tenia el corazón de un jaguar…
Bajo la luna llena y en presencia de una fogata dedicada al Dios de la guerra, hace el rito del inmortal, le obsequia sangre del jaguar a su Dios y se viste con las pieles de aquel felino, el corazón le late a mil por hora, la sangre le hierve, sus ojos se voltean blancos, agudiza sus sentidos, la respiración es forzada, la fuerza en sus brazos es sobre natural sus piernas parecen dos pilares y el miedo es lo que lo mantiene vivo, los demás voltean a ver a este gladiador formado por una corona de plumas “penacho” un escudo de plata y oro, un hacha “yaxhá” de bronce con obcidiana que tiene el filo ¡perfecto!, levantaba sus manos y gritaba con tal fuerza que todos gritaban demostrando su ¡poder! Es real se preguntaban algunos, nuestro defensor es ¡real! Todos quedaban atónitos por las características de tal Príncipe..
Una mañana casi perfecta….
Ahau Galel, le gustaba explorar por las mañanas, corría sin parar por horas hasta llegar al cerro más alto y como otros días llego a su meta, descanso y miraba aquella majestuosidad de la madre naturaleza, podía ver desde allí los templos de su pueblo de su  amado Padre…
Ve a lo lejos un grupo de pájaros volando asustados, saliendo de las copas de los árboles, en dirección a su pueblo, camino un poco hacia a bajo para lograr distinguir que era o quienes eran, había escuchado sobre los Dioses blancos, lo destruían todo y escucho el caminar de mil pies los gritos de un idioma que jamás en su vida había oído, vio a lo lejos como usaban sus raras armas contra cualquiera, se enfureció y corrió hacia su pueblo para advertidles y a buscar sus ropas de guerra, corriendo a más no poder no veía sus piernas ni sus brazos,  las lagrimas de odio rodaban por sus mejillas, corriendo y tocando los árboles con sabia que iban formando parte de su camuflaje el lodo se convertiría en una segunda piel, tan solo quería llegar a su pueblo lo más pronto posible, unos kilómetros antes estaba un lugar oculto, secreto, inédito, solo él lo conocía, entro y se armo de su capa de su escudo y su “yaxhá” su lanza era pesada ideal para la caza con la punta tan afilada que traspasaba casi cualquier cosa; en su pecho sentía la sensación de un cuchillo pero para él la muerte era venerable, suspiro y grito, dejando que sus miedos lo invadieran, llego a su pueblo y era casi demasiado tarde, otro pelotón de Dioses blancos ya estaban invadiendo su amada xelajú, diez soldados blancos venían hacia él, bajo su mirada, achino los ojos, sembró su lanza en la tierra, saco su hacha, si, la “yaxhá” subió la mirada y le pidió a su Dios la fuerza y la agilidad del jaguar, con sus dos manos tomo el hacha y con la cacha de su arma le partió el cráneo a uno y a otro, a su derecha he izquierda,  se envolvía en su capa para esquivar los golpes, con la rodilla les pegaba y rompía sus débiles escudos, esquivaba sus espadas con tal agilidad, Diez no era nada para un príncipe Quiche  con ¡Odios y Miedos! Veía como sus hermanos caían y les gritaba ¡mi vida por el pueblo! ¡haaaaa! tomo su lanza nuevamente, pesada como ninguna y afilada como una “katana” (espada de un samurai)  lo rodean unos cuantos estorbos, ve al final un caballo blanco y un Dios como el Sol “Tonatiuh” (el hijo del Sol) agudizo su mirada, tomo aire, vio su brazo como diciéndole lo que iba a hacer, y expulso la lanza con tal ¡fuerza! Esta giraba a gran velocidad he impactando en su blanco, pero la sangre en su ojo izquierdo y la fuerza del viento la desvío unos  metros de su objetivo principal, traspasando el corazón de aquel caballo blanco, haciendo comer polvo al Dios, el cual se levanto de inmediato y grito cien hombres conmigo, Ahau Galel,  lucho, lucho con todo pero su hacha no soporto tanta presión al igual que su pecho traspasado por aquella espada brillante del “Tonatiuh”…
Sus ojos perdieron luz, cayendo de espaldas, logra ver en el cielo aquella ave, ve el polvo que lo rodeaba y dijo en su corazón, ¡mi vida por el pueblo! Aquella ave se poso sobre el pecho burbujeante de sangre de aquel príncipe k´iche´ que dejo más que su historia para aquellos que quieran recordar…  que Hunab kú nos proteja (El Dios creador de todo para los Mayas), dijo nuestro guerrero mejor conocido como TECUN UMAN.

Pensamiento:
Muchas veces el Miedo lo usamos para someternos para ocultarnos y es la primera barrera que tenemos que derrotar, hay guerra ¡si! Hay guerra pero es interna, dentro de nosotros y es a diario, y para ganar esta guerra tan solo es cuestión de saber que queremos defender.


                                                                                                                            Paulo Roldan

No hay comentarios:

Entre lineas va el mensaje!

¡Entre líneas va el mensaje! No recuerdo que se siente con exactitud, ya han pasado muchas lunas y tu recuerdo se desvanece, el tiempo borra...