¡El
grito de mis antojos!
Cuando más analizo mi situación,
más me doy cuenta que le huyo a mi realidad, que a pesar de ser algo normal, me
hace creer que no la merezco.
Soy aquel viajero que le gusta
comer donde le plazca, aquel guerrero que mata sin piedad a su víctima, aquella
luz que viaja sin destino previo, aquel poeta que habla y le escribe al cielo y
a una noche estrellada.
La noche se enciende y yo
intranquilo, con ese palpitar a mil, qué; en vez de decirme algo me lo hace
sentir, para qué las palabras, están de más me dice, para qué, guiarte si no me
haces caso, terco, necio, obstinado, es el pensar y sentir de mil ideas que
revolucionan en mi mente y mi corazón ¿ahora a quién? Voy a seguir. Solo
seguiré lo que pienso y siento sin hechizos que jueguen con mi suerte.
Aquel ritmo que me decía por aquí
es, se me perdió, se me esconde el camino por no seguirlo como se debe, los
llantos me siguen y los enojos alumbran la vista; y que decir de las palabras
que salen y se siembran en alguien más, llenas de odio y de ideas destructivas.
Y no por mi culpa, que quede claro, no es por mí, no es por ella, no es por
nadie. Es solo que aún no están preparados para mí y mi gran forma de pensar.
Historias y experiencias, como
aquel que apuñalo a su corazón el día menos pensado y hay otros que se ríen
como si esto jamás les llegará a pasar.
Que día es mejor que antes, que
día fue el que me olvide de mí, para vivir así, nadie ve el sacrificio hasta
que ya no este, pues esos son los ojos del mundo de lo material pues. Yo ayer
me acosté con mi ego y me burle por la mañana de mi amor, le grite y le di una
bofetada a mi vida, por ignorar cuando yo pude ser feliz, pero nunca me dijo
nada.
Paulo Roldán.
Gracias por dejarme saber que piensas:
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